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El Grupo Sofos tiene el
gusto
de invitarle a la conversación:
de invitarle a la conversación:
Paterson y el sueño cotidiano
El tema de la próxima sesión es
la presentación de la película Paterson de Jim Jarmusch a cargo del
gestor cultural Sergio Restrepo
Jaramillo (Envigado, 1976), quien tiene estudios de Ingeniería Mecánica, Comunicación
Social y Gastronomía. Perteneció, entre otras, a las asociaciones Paz de Mentes
y Redepaz. En 1999 creó el centro cultural Stultifera
Navis en el barrio Mesa de Envigado, proyecto que dirigió hasta septiembre
de 2005. Es miembro fundador de la Corporación Otraparte. Fue director del
Teatro Pablo Tobón Uribe en la ciudad de Medellín y actualmente se desempeña
como Gerente del Claustro de San Ignacio en Comfama.
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Entrada libre
Lugar: Casa
Museo Otraparte / Carrera 43A n.º 27A Sur - 11 / Envigado
Fecha: Noviembre
3 de 2018
Hora: 2:30 p. m.
Ver formulario de evaluación de la conferencia:
Escuchar transmisión en vivo:
Para participación y realizar preguntas
en línea, favor comunicarse
a nuestra línea 448 24 04 o a nuestro correo: gruposofos@gmail.com
a nuestra línea 448 24 04 o a nuestro correo: gruposofos@gmail.com
Para obtener información adicional puede comunicarse
con nosotros al correo electrónico gruposofos@gmail.com. En nuestro blog http://gruposofos.blogspot.com podrá consultar la programación, la metodología
de trabajo y la presentación del grupo. O puede también comunicarse con la Casa
Museo Otraparte: Teléfono: 448 24 04 - Correo electrónico: otraparte@otraparte.org - Sitio web: www.otraparte.org.
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Lecturas preliminares
Por Arturo Guerrero
El realizador de apellido checo, y de tupida mata de pelo
blanquísima, había declarado en 1989: “Prefiero hacer una película acerca de un
tipo paseando a su perro que una acerca del emperador de China”. No mintió.
Tiene a Cannes a sus pies, estudió Literatura en la Universidad de
Columbia con intención de ser poeta, ha sido músico, de su cine se dice que
tiene el tempo y ritmo del blues y
jazz. Vive con su novia desde estudiantes, no tienen hijos. Es apasionado de la
cultura japonesa.
La mejor radiografía de sus personajes la hace Paul Auster en cuatro
palabras: “lacónicos, retraídos, tristes farfullantes”.
Paterson incluye los ingredientes: hombre que pasea al perro, protagonista
retraído que escribe poesías, homenajes a varios célebres poetas relacionados
con la pequeña ciudad epónima de New Jersey, un japonés que parece saberlo
todo: “¡Aaajá!”.
Hasta aquí funciona la inteligencia, facultad para distinguir,
clasificar, organizar el mundo. Pero el mundo no se deja organizar. Tampoco la
labor de este ícono del cine-arte norteamericano que, hablando de cómo consigue
sus temas, aconsejó: “Nada es original... selecciona solo cosas para robar que
hablen directamente a tu alma”.
Hablar al alma propia para tocar el alma ajena, así presagiaría uno
su consigna. Paterson, el protagonista que se llama igual que su pueblo,
captura las imágenes desde el vidrio panorámico del bus que maneja. Asuntos
insignificantes, hijos de las inercias cotidianas, conversaciones de seres que
no son el emperador de China.
El filme reitera esas rutinas, lo mismo que la cara de palo de este
joven chofer. Él las escribe en sus instantes de luz, llena con esfero un
cuaderno. Son sus poemas a pesar de que no se reconoce como poeta. Son el
caudal de su alma que resulta más pujante que su sonrisa esquiva.
La cámara los toma desde lo alto, a él y a su bella mujer yacentes
cada amanecer, y tiempo después de haber visto las escenas de esta cinta uno se
da cuenta de que “es demasiado tarde para sacárselas de la cabeza”, como anotó
un crítico refiriéndose a la obra de Jarmusch.
Entonces uno farfulla: ¡Aaajá!
Fuente:
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Todos los días la poesía
Por Oswaldo Osorio
Casualmente, antes de la proyección de esta película, que está llena
de casualidades, presentaron un cortometraje en el que entrevistan a varios
poetas, y cuatro de ellos coincidían en decir que la poesía está en todas
partes. Alguno de ellos también decía que solo se necesita que alguien pueda
distinguirla y ponerla en palabras. Según esto, la poesía puede, incluso, estar
en una caja de fósforos, y tanto Jarmusch como el chofer de bus que protagoniza
su último filme lo saben.
Sobre todo Jarmusch, que con una sólida, estimulante y casi
infalible obra, ha sabido encontrar esa poesía que pulula en el mundo en las
cosas simples: una conversación tomando café y fumando un cigarrillo, la
soledad de un hombre mayor o la rutina de este chofer de bus, a quien lo único
extraordinario que le pasa o hace es poder poner en palabras esas cosas que ve
a diario y propiciar que trasciendan con su modesto acto creativo.
Paterson vive en la ciudad de Paterson. Es la primera de muchas
coincidencias de esta película, la mayoría de las cuales resultan divertidos o
encantadores guiños que, en sí mismos, se convierten en poesía en razón del
tono sencillo y desenfadado de este relato. Hay otras coincidencias que se
pueden antojar forzadas, como el encuentro con la niña poeta y el japonés
amante de la poesía. Pero si bien puede molestar su conveniente y artificial
inclusión, para efectos de lo que el director quería decir sobre la poesía y su
protagonista funcionan perfectamente.
En esta historia la rutina y la poesía son dos opuestos que conviven
cotidianamente. Opuestos porque no hay nada menos poético que la rutina ni nada
más extraordinario que un buen poema. Por eso, aunque cada día Paterson se
levanta, desayuna cereal, maneja el bus, recoge el correo, cena y toma una
cerveza, en medio de esa invariable rutina surge el milagro de la poesía, como
esa verde hierba que brota de entre las grietas de las losas de concreto en las
grandes y grises ciudades.
Además de esta oposición, la esencia y la fuerza de este personaje,
y por extensión de la película, también está en su naturaleza como poeta. A
diferencia de la mayoría de sus colegas, que se invisten y se autodenominan
como tales, Paterson no se considera más que un chofer de bus. Escribir para él
es otra de las necesidades vitales que tiene, y lo hace sin las pretensiones
del artista tocado por las musas. Tal vez por eso sus poemas y su discreto
oficio parecen mucho más sublimes y honestos. También por eso, nunca titubea
frente a una página en blanco, aunque se resista a pensarse como poeta.
De nuevo, entonces, Jim Jarmusch nos toca con una historia y un
personaje sencillos y corrientes, pero llenos de poesía. Además, con el mérito
de hacer el relato de una rutina sin que parezca tediosa. Así mismo, una
película sobre la poesía, también es sobre el amor, en este caso una bella y
simpática historia de amor, en un segundo plano, pero siempre presente, dándole
aliento al poeta y vida a sus poemas.
Fuente:
Grupo Sofos
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