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El Grupo Sofos tiene el
gusto
de invitarle al diálogo:
de invitarle al diálogo:
¿Quiénes venimos siendo?
Con la participación
de:
José
Guillermo Ánjel
(Memo Ánjel), comunicador social-periodista, doctor en Filosofía de la
Universidad Pontificia Bolivariana, escritor, columnista y creador del programa
radial La otra historia en Radio
Bolivariana.
Reinaldo
Spitaletta, comunicador social-periodista, magíster en Historia de la
Universidad Nacional,
escritor, columnista y coproductor del programa radial Medellín al derecho y al revés en Radio Bolivariana.
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Entrada libre
Lugar: Teatro
Parque Cultural y Ambiental Otraparte
Fecha: 29 de febrero de 2020
Hora: 2:30 p. m.
Escuchar transmisión en vivo:
Para participación
y realizar preguntas en línea, favor comunicarse
a nuestra línea 448 24 04 o a nuestro correo: gruposofos@gmail.com
a nuestra línea 448 24 04 o a nuestro correo: gruposofos@gmail.com
En nuestro blog http://gruposofos.blogspot.com podrá consultar
la programación, la metodología de trabajo y la presentación del grupo. O puede
también comunicarse con la Casa Museo Otraparte: Teléfono: 448 24 04 - Correo electrónico:
otraparte@otraparte.org - Sitio web: www.otraparte.org.
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Por Daniel Innerarity
Mi querido contradictor: Me dirijo a ti de manera
genérica porque no eres alguien concreto sino el representante de ese grupo de
personas que me han llevado la contraria a lo largo de mi vida y que me
contradirán en el futuro; solo sé que a ti debo la mayor parte de las cosas que
conozco pero, sobre todo, que la confianza propia no sea excesiva y esa
distancia de seguridad respecto de uno mismo sin la cual nuestra vida sería un
tedioso ejercicio de autorratificación.
Los
seres humanos necesitamos entornos reconfortantes, no podríamos vivir sin
rutinas incuestionadas y tenemos una escasa capacidad para las sorpresas. Ahora
bien, más allá de un determinado grado de conformidad, la vida se convierte en
una insoportable coreografía de aprobación de lo que somos y de cuanto sabemos.
Sería terrible que Nietzsche tuviera razón cuando sostenía que los humanos no
hacemos otra cosa que sorprendernos al encontrar cosas que previamente habíamos
escondido. La prueba de que es posible hacer verdaderos descubrimientos, de que
hay novedad en la historia, sois vosotros y vosotras, quienes nos contradicen.
Si
uno es filósofo tiene además, por oficio, una especial adicción a la contrariedad.
Por deformación profesional podemos entender bien a qué extraño mecanismo
mental se estaba refiriendo Unamuno cuando afirmaba: «No estoy siempre conforme
conmigo mismo y suelo estarlo con los que no se conforman conmigo». Pensar es
una estrategia para ir más allá de lo pensado, por otros y por uno mismo,
impugnar los prejuicios (sobre todo los propios), imaginar situaciones
insólitas, suponer que algo podría ser de otra manera. Para eso necesitamos un
interlocutor que nos contradiga y, si no lo tenemos, lo inventamos: la ciencia
cultiva la controversia, la refutación y la crítica, el derecho ha establecido
procesos contradictorios previos a la determinación de la verdad jurídica y a
la democracia le debemos ese hallazgo político prodigioso de que a todo
gobierno le corresponde una oposición. Son estrategias que nos salvan de la
locura en la que caeríamos, individual y colectivamente, si no tuviéramos nadie
alrededor sistemáticamente empeñado en quitarnos la razón.
Si
nos fijamos en cómo configuramos nuestros entornos obtendremos mucha
información acerca de cómo somos. Hay quien prefiere el coro de aduladores y
quien elige la primera línea de combate con el adversario. El equilibrio entre
la seguridad y el riesgo, entre la comodidad de la rutina y el gozo de la
curiosidad es algo que cada uno debe aprender a orquestar. No existe una
fórmula universal para determinar el justo medio entre la convicción y la duda,
pero yo he encontrado un remedio casero que no falla nunca: si en un momento
dado descubres que eres el más listo del grupo, debes salir corriendo. Lo peor
que puede pasarle a uno es tener discípulos dedicados a glosarte, hijos dóciles
o seguidores entusiastas. Es mucho más interesante buscar la compañía de
alguien diferente, procurar el contraste, dejarse arrastrar por la atracción de
la controversia, generar algo que adquiera vida propia.
Aprendemos
gracias a quienes nos contradecís y, en el terreno de la convivencia,
aprendemos incluso a no irritarnos demasiado por las manías de los demás. El pensamiento,
la vida y la democracia os necesitan para mantenerse en pie. Por eso, si uno
anda escaso de contradictores es aconsejable que se los vaya procurando. Yo los
he tenido y espero seguir teniéndolos en abundancia, en parte por razones
estratégicas y en parte por haber dicho y hecho no pocas cosas que merecían la
crítica y el reproche.
Mientras
preparo mi próxima equivocación, quería recordar a mis contradictores que sigo
contando con vosotros, aunque ya os anuncio que, como de costumbre, no me dejaré
vencer sin ofrecer resistencia. Forma parte del trato.
Fuente:
Grupo
Sofos
Correo electrónico: gruposofos@gmail.com