jueves, 10 de mayo de 2007

Hábitat, territorio y territorialidad

Hábitat, territorio y territorialidad de María Clara Echeverría

Por: Luis Carlos Jaramillo Pontón
Integrante del Grupo SOFOS

“Es muy paradójico, la economía de nosotros ha ido creciendo. Sin embargo las ciudades manifiestan en su cotidianidad una crisis social impresionante. O sea, lo que es el recorrido... cuando en cualquier lugar de la ciudad se hace evidente la precariedad y la pobreza. Un país muy convulsionado en términos de sus posibilidades, débil a partir de los procesos de territorio”

“Estamos en la época del Ordenamiento de Territorio y en cierta medida no sabemos de qué noción de territorio estamos hablando.”

“Existen tensiones, los Planes de Ordenamiento Territoriales inter-municipios no han sido acordados. No hay escenarios para definir lo común”.

“El mapa mental de la gente no alcanza más allá, primero de lo que su imaginario alcanza y segundo, de lo que su capa vital alcanza”.

“El que probó el venenito de la ciudad, difícilmente se va”

“Capital social Vs. Tejido social...?”

“La frontera es el umbral en donde uno se intercomunica”.


Expresiones que se convierten en sentencias, sentencias que provienen del conocimiento cuando enfrenta realidades, realidades que surgen de un país convulsionado que requiere de soluciones que van mas allá de lo que establece una Constitución que ni siquiera avanza, son algunos elementos sobre los cuáles de manera magistral María Clara Echeverría, una mujer que, como Ella misma lo establece, en general es antigeneralizadora, desarrolló su conversatorio en el Recinto de la Casa del Maestro Fernando Gonzáles Ochoa el pasado sábado 28 de Abril, personaje con quién, tanto ella como Su Señora Madre, tuvieron la oportunidad de compartir períodos inolvidables de sus vidas.

Maria Clara trabaja la ciudad desde la dimensión que constituye el territorio, visto como la territorialidad de los habitantes y planteando en principio la contradicción que existe entre los procesos que se presentan realmente y las acciones que la política emprende para dar soluciones. Se trabaja por establecer lineamientos sobre algo que solo se logra poner de moda, colocando en boca de todo el mundo los planes de ordenamiento sin definir a qué tipo de territorio se refieren y lo que es peor, desconociendo el hábitat como factor esencial de las políticas que en materia de territorio el Estado debe asumir.

Partiendo de aquel principio elemental del pensamiento científico que establece que cualquier parte contiene todos los elementos del todo y mirando cómo los acontecimientos más insignificantes se convierten en la base de grandes cambios, la expositora plantea cómo las relaciones entre los problemas micro, meso y macro pueden en determinado momento ser objeto de un análisis que establezca claridades respecto a toda una infinidad de interrogantes que la política aún no ha logrado resolver hablando en términos de ciudad. Ciudad hegemónica o ciudad democrática son dos términos fundamentales sobre los cuáles surge toda una serie de debates como autoritarismo y legitimidad; rigidez y flexibilidad; totalidad o fragmento; unicidad y pluralidad; homogeneidad y heterogeneidad; orden central o multiplicidad de órdenes. Debates sobre los cuáles debe observarse de manera estricta la norma de no involucrar lo inequitativo como parte de la diversidad porque entonces se estaría avalando la desigualdad y la injusticia dentro de los procesos, incurriendo en el error de negarse a admitir que existen territorios dentro de territorios con características distintas que ante todo son propias.

Por otra parte, se resalta también la circunstancia que se presenta cuando la misma doctrina de la Constitución Política choca con la realidad de lo ejecutado, dadas las distintas fuerzas existentes y que hacen que se pierda definitivamente la concreción de los atributos que el Estado debe reconocer.

Considerando que el Municipio es la célula básica del territorio, es preocupante cómo en el caso de nuestra Área Metropolitana, se observa una tendencia a ceder en materia de autonomías individuales dada la carencia de escenarios en donde se pueda discutir lo común.

Hay un énfasis especial sobre los factores que afectan la territorialidad, atribuyendo gran parte de sus incidencias al fenómeno globalización, que tanto económica como culturalmente y con el auspicio de los medios, generan o contribuyen a una sociedad convulsionada, caracterizada por severos estados de precariedad familiar, que unidos además a la situación de guerra y de violencia, traducen la situación como la de una total ilegitimidad en materia institucional, salvo algunas excepciones.
Surge entonces un cuestionamiento en cuanto a que la planeación en nuestro medio debe pasar de ser un instrumento técnico a un escenario en donde los planes estratégicos respondan a situaciones muy complejas que exigen la aplicación de verdaderas políticas que aporten soluciones a momentos tan coyunturales y que no continúen siendo el resultado de una operación ambigua en donde la exclusión termina siendo un factor común inevitable.

Existen algunos elementos característicos muy importantes que generan tensiones como lo son la ciudad y sus fragmentos y se aprecia, no la forma de asimilar las circunstancias sino la manera de maquillarlos, hasta muy sutilmente, santificándolos para cambiarles de nombre; es así como vemos por ejemplo que Lovaina se convierte en San Pedro, Niquitao en San Lorenzo, Barrio Triste en Corazón de Jesús, etc., etc. Apareciendo entonces puntos de choque entre los fragmentos habitacionales afectados y los ajenos objetivos de algunos proyectos.

Ciudad-región Vs. Ciudad urbana. Se habla mucho de la ciudad región que obliga a reconocer que hay una ciudad que es la que se hace región, mas para la autora, región urbana es un término mas real de un sistema de varios núcleos que se tejen en base al comportamiento de los barrios, en donde existe una trama de relaciones, sin desconocer claro está, la existencia de fenómenos gigantescos, entre los cuáles por encima de todo concepto, de todo accionar y todo precepto, surge de manera incuestionable el fenómeno del hábitat humano, que genera toda una red vivencial, muy profunda, con sus propias características sociales, económicas y culturales que definitivamente no admite ser tratada superficialmente, ni mucho menos definida como “ inviable” hasta el punto ser objeto de medidas tan extremas como los desalojos, los desplazamientos y hasta cualquier forma de desaparición.

Fueron muchos los aspectos que allí se mencionaron y sobre los cuáles hay mucho por hacer. La ruralidad que es un tema muy importante ha sido por mucho tiempo desconocida. Los vínculos a nivel productivo entre ciudades vecinas no son considerados de manera objetiva. Los sistemas de vida son tarea exclusiva de los antropólogos. Se insiste en dividir el territorio en vez de integrar el territorio. Estamos haciendo rayas con el vecino precisamente porque tenemos una equivocada concepción de manejo de fronteras.

“Yo me imagino una arañita que va construyendo su misma tela y por la tela que construye es que ella va caminando, va generando su vínculo como en el espacio: así habitamos nosotros, vamos generando nuestra propia red de vida”. María Clara Echeverría.

“Así como es la aldea, así es la patria.” Fernando González.

Dos pensamientos de generaciones que con el tiempo confluyen en un mismo caminar, en un mismo modo de mirar la vida con todas sus posibilidades y una sola dignidad. En el mismo lugar...Allí precisamente, en Otraparte.

Medellín, mayo del 2007