“Grandes pensadores de la crítica en Colombia”
Fidel
Cano Gutiérrez
4 de marzo de 2017
El Grupo de estudio y trabajo académico, SOFOS,
tiene el gusto de invitarle a la conferencia:
tiene el gusto de invitarle a la conferencia:
El pensamiento crítico
de don Fidel Cano
de don Fidel Cano
Con la participación de
Luis Fernando Múnera López
Luis Fernando Múnera López
Enmarcada
en el ciclo Sofos 2017:
“Grandes
pensadores de la crítica en Colombia”
* * *
El tema de la próxima sesión es “El pensamiento crítico de don Fidel Cano”,
a cargo de Luis Fernando Múnera López, autor de Fidel Cano, su vida, su obra y su tiempo (Universidad de Antioquia,
2005), exdecano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica de
Oriente, miembro correspondiente de la Academia Antioqueña de Historia,
profesor en la Escuela de Ingeniería de Antioquia, en la Facultad de Minas de
la Universidad Nacional y columnista en el periódico El Mundo y en la revista Mirador
de Suroeste.
* * *
Don Fidel
Cano y los panidas
Por Luis
Fernando Múnera López
El 15 de
febrero de 1915, fecha en la cual los romanos realizaban las fiestas en honor
del dios Pan, apareció en Medellín la revista Panida, publicada por un
puñado de muchachos. Se editaba en un local de la calle Boyacá con
Palacé, al frente de la puerta del perdón de la iglesia La Candelaria, que
entonces era la Catedral de Medellín, y en el mismo edificio donde entonces
funcionaban El Espectador y un café que prestaba el servicio de alquiler
de libros conocido como El Globo.
La revista
salía quincenalmente y el ejemplar, de tamaño dieciseisavo, valía diez
centavos; un aviso de página costaba un peso. Congregó la revista a un puñado
de jóvenes entusiastas y grandes promesas de la cultura colombiana, León de Greiff (Leo le Gris),
poeta; Fernando González,
filósofo; Ricardo Rendón,
caricaturista; Félix Mejía (Pepe
Mexía), escritor y caricaturista; Jorge Villa Carrasquilla (Jovica),
escritor; Libardo Parra (Tartarín
Moreira), músico; José Gaviria (Jocelyn), poeta, músico y
publicista; Rafael Jaramillo Arango (Fernando Villaba), escritor;
Teodomiro Isaza (Tisaza), poeta, pintor y caricaturista; Bernardo
Martínez Toro (Nano), músico y dibujante; Eduardo Vásquez Gutiérrez (Alhy
Cavatini), poeta; Jesús Restrepo Olarte (Xavier de Lys), poeta, y
José Manuel Mora Vásquez (Manuel Montenegro), escritor. Algunos de ellos
permanecieron fieles a sus destinos en las artes y otros devinieron en
importantes hombres de empresa. ¿Qué pretendían los Panidas? La respuesta la
dio Leo Le Gris: “Nos animaba, ante todo, un propósito de renovación”,
lo cual es entendible, pues la literatura y el arte se producían hasta entonces
en Medellín según parámetros demasiado rígidos y adocenados. Y, con el tiempo,
quienes persistieron consiguieron la renovación y se constituyeron en la
vanguardia de la intelectualidad colombiana.
Miguel Escobar Calle
dice que el equipo de redacción de Panida
lo formaban al principio diez jóvenes y se fue ampliando hasta llegar al
fatídico número trece y con ello se echó a andar la leyenda de un trágico pacto
de suicidio colectivo. Finalmente se suicidaron tres de ellos, Rendón, Gaviria
e Isaza. Los “Panidas” fueron trece muchachos entre los 18 y los 20 años,
inteligentes, innovadores, iconoclastas, peleadores y revoltosos. Casi todos ellos
fueron expulsados del Liceo y la Universidad de Antioquia, la Normal de
Varones, el colegio de los padres Jesuitas, la Escuela Nacional de Minas y el
Instituto de Bellas Artes. León de Greiff se refiere a ellos en varios de sus
poemas. Éste es uno de ellos:
Balada trivial de
los 13 Panidas
Músicos, rapsodas, prosistas,
poetas, poetas, poetas, pintores, caricaturistas, eruditos, nimios, estetas; románticos o clasicistas, y decadentes —si os parece—, pero, eso sí, locos y artistas, los Panidas éramos trece! (...) |
Y éste es
otro de esos poemas:
Deste siglo en años trece...
Deste siglo en años trece
A quince, en la Candelaria Villa q’el céfiro mece De una manera precaria; En esa villa arbitraria Que opina con el rey Midas, Fanática y monetaria ¡éramos trece panidas! |
La
publicación de Panida
terminó por razones financieras en junio del mismo año, cuando habían salido
diez ediciones de la revista. Entonces, don Fidel Cano llevó a algunos de esos
muchachos a colaborar con El Espectador, concretamente con su suplemento
literario La Semana,
entre ellos a Fernando González, Pepe Mexía y Ricardo Rendón. Otros, como León
de Greiff, se desplazaron hacia Bogotá. Cuando don Fidel escribía en La
Semana utilizaba el pseudónimo F. Ulano.
Entre don
Fidel y el maestro Fernando González se desarrolló una buena amistad y, sobre
todo, una profunda comunión espiritual. Ello, a pesar de la diferencia de
edades, pues don Fidel contaba ya sesenta y dos años y don Fernando, apenas
veinte. Ambos se caracterizaron por ser librepensadores, por poseer una
espiritualidad profunda y sincera y por pesar sobre ellos, no obstante lo
anterior, la represión de la jerarquía católica. En abril de 1916, don Fidel
Cano escribió el prólogo del
libro Pensamientos de un viejo
de Fernando González, del cual publicó algunos fragmentos en El Espectador
a lo largo del año 1915. Don Fidel dice así en ese prólogo:
“Pensamientos de un viejo se llama
este libro, cuya presentación me ha tocado en suerte hacer en público, por
honrosa designación con que se ha servido favorecerme don Fernando González, su
inteligente autor; y, sin embargo, no hay tal viejo, ni como verdadero padre
creador de la obra, ni como personaje ficticio en cuya mente y pluma haya
puesto el señor González sus propias lucubraciones y las formas con que las ha
revestido. Joven es, con fresquísimo rostro y delicadas maneras de adolescente,
el novel autor, y muy suyos y como tales por él mismo declarados, los
pensamientos que llenan las páginas del libro”.
En este
prólogo, don Fidel Cano se extiende para hablar sobre Fernando González y
manifiesta que en él reside una promesa de la patria, por sus ideas y por su
capacidad crítica, pero, dice, debe superar su escepticismo de la vida. Todo
ello lo expresa con admiración y cariño. Este escrito de don Fidel impresiona
por su contenido, por su carácter y por su visión. Muestra don Fidel, a su edad
y después de pasar duras pruebas en su vida, una gran capacidad de comprensión
del espíritu humano, encarnado en la persona de Fernando González. Conozco
pocos textos de don Fidel que tengan esta característica. Construye un perfil
psicológico claro y sereno del joven escritor y filósofo. Esta página amerita
leerse muchas veces para penetrar en su análisis. Queda claro su mensaje: Fernando
González tenía desde esa novel edad capacidades grandes como pensador y
escritor y don Fidel, a su edad avanzada, había desarrollado y practicaba una
perceptividad sensible y profunda respecto al ser humano.
El maestro Fernando González es uno de los escritores
más profundos de Antioquia. Nació en Envigado
el 24 de abril de 1895. Hizo sus primeros estudios en el colegio de San Ignacio
de Loyola, dirigido por los padres jesuitas, del cual fue expulsado por su
carácter librepensador. Justamente durante este tiempo escribió Pensamientos
de un viejo. Luego terminó sus estudios en el Liceo de la Universidad de
Antioquia en 1917 y allí continuó con los estudios de Derecho, que culminó exitosamente. Ejerció su profesión de
abogado, alternando con su intensa labor de filósofo y escritor. Entre sus
actividades profesionales más delicadas estuvo la asesoría al Municipio de
Medellín para la compra de los terrenos necesarios para la construcción de la
central hidroeléctrica Guadalupe I a finales de la década de 1920. Desempeñó
actividades diplomáticas como Cónsul en Génova, Marsella, Rótterdam y Bilbao.
Se casó en 1922 con Margarita Restrepo,
hija del doctor Carlos E. Restrepo,
entonces ex presidente de Colombia, en quien encontró no solamente una gran
compañera sino una lectora sensible e inteligente quien hizo valiosos aportes a
sus libros. El matrimonio tuvo cinco hijos. Fernando González publicó unos
catorce libros más entre 1929 y 1962. El maestro Fernando González habitó en su
casa Otraparte en
Envigado, que hoy se conserva como monumento vivo en homenaje a su memoria.
Murió el 16 de febrero de 1964, el mismo día en que su amigo dom Andrés Ripol, sacerdote
benedictino español, tuvo que abandonar Envigado por orden de sus superiores.
La admiración
y cariño de don Fidel Cano por el maestro Fernando González las tuvo también el
filósofo de Otraparte toda su
vida por aquél, de lo cual da cuenta la siguiente anécdota. En 1954, el
cronista José Guerra fue comisionado por El Espectador para recoger
información en Medellín y sus alrededores acerca de don Fidel Cano, con motivo
del centenario de su nacimiento. Cuando transitaba por una de las calles de la
ciudad en cumplimiento de su misión, el periodista se encontró, de manos a
boca, con don Fernando González y entre ellos se desarrolló el siguiente
diálogo:
—¿Usted qué
hace por aquí? —preguntó el maestro González.
—Estamos
empeñados en buscar datos, impresiones, iconografías de don Fidel Cano.
—¡Gratísima labor la suya! No hay nada más reconfortante y hermoso
que penetrar en la vida de un hombre tan extraordinario como don Fidel Cano
(...). De mí sé decirle que él tiene en mi vida el significado de un alto
estímulo moral e intelectual. Hace algún tiempo, sintiéndome abatido,
constreñido por tantas cosas idiotas que se dan en este mundo, busqué un
estímulo a mi desequilibrio interior. Pensé entonces en don Fidel y él me
reconfortó. Para gozar más entrañablemente de ese estímulo, tomé la pluma y
escribí una semblanza, un ensayo de interpretación de su vida y de su obra. Esa
producción figura, se lo aseguro, dentro de lo que yo he escrito con más amor.
Otro de los
Panidas que colaboró en El Espectador fue el maestro Ricardo Rendón.
Ricardo
Rendón fue uno de los primeros caricaturistas de Colombia, primero tanto en el
sentido cronológico como en relación a la profundidad y calidad de su obra. En El
Espectador empezó a trabajar cuando se cerró la revista Panida, en
particular en el suplemento cultural del periódico La Semana, y continuó
allí hasta su muerte. Rendón poseyó un agudo sentido de la oportunidad y la
precisión en sus apuntes y una gran capacidad para elaborar cada caricatura en
forma concisa y certera. No menos valioso que ello es la calidad de su dibujo,
tanto cuando consigna en un retrato los rasgos y la psicología de alguno de sus
personajes como cuando narra en un breve cuadro una anécdota histórica o
política del momento. Con razón, el historiador Germán Colmenares afirma: “La
obra del maestro Ricardo Rendón es una fuente histórica”.
Referencias:
Colmenares,
Germán. Ricardo Rendón, una fuente para la historia de la opinión pública.
Fondo Cultural Cafetero, Bogotá, 295 páginas, 1984.
Escobar
Calle, Miguel. Crónica sobre los panidas. En: Historia de
Medellín. Tomo II, Compañía Suramericana de Seguros, Medellín, primera
edición, 1996.
Escobar
Calle, Miguel. Las revistas culturales. En: Historia de Antioquia.
Compañía Suramericana de Seguros, Medellín, primera edición, 1988.
Guerra, José.
Una visita a los lugares en que nació, vivió y murió don Fidel Cano. El
Espectador, Bogotá, sábado 17 de abril de 1954.
Fuente:
* * *
Entrada libre
Lugar: Casa
Museo Otraparte Carrera 43A n.º 27A Sur - 11, Envigado
Fecha: Marzo
4 de 2017
Hora: 2:30 p. m.
Escuchar transmisión en vivo:
Para participación y realizar preguntas
en línea, favor comunicarse
a nuestra línea 448 24 04 o a nuestro correo: gruposofos@gmail.com
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Para obtener información adicional puede comunicarse
con nosotros al correo electrónico gruposofos@gmail.com. En nuestro blog http://gruposofos.blogspot.com podrá consultar la programación, la metodología
de trabajo y la presentación del grupo. O puede también comunicarse con la Casa
Museo Otraparte: Teléfono: 448 24 04 - Correo electrónico: otraparte@otraparte.org - Sitio web: www.otraparte.org.
Grupo
Sofos
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