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Entrada libre
Lugar: Casa Museo
Otraparte
Fecha: 25 de febrero de 2023
Hora: 3:00 p.m.
Ver transmisión en vivo:
Youtube.com/CasaMuseoOtraparte
Otraparte.org/agenda-cultural/sofos/20230225-sofos
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La Medellín rural
Por Héctor Manuel Lugo A.
Corporación Ecológica y Cultural Penca de Sábila
El 70% del municipio de Medellín es
rural y, como lo demuestran los hechos, hay una gran inequidad territorial y
social que genera grandes dificultades a la comunidad y vulnera la capacidad
que el municipio puede tener en autonomía y soberanía alimentaria,
consolidación territorial, calidad de hábitat, sostenibilidad, bienestar y
estabilidad social, capacidad de resiliencia y autorregulación en casos de
emergencias.
Estas vulnerabilidades se expresan en
estos momentos de cuarentena de manera profunda y hacen una radiografía de la
situación que se está viviendo en la ruralidad. En voces de la comunidad
y ante una red que estructuró la Corporación Ecológica y Cultural Penca de
Sábila con 113 habitantes de las 43 veredas del Distrito Rural Campesino, con
el fin de informarse y hacer alertas a la institucionalidad, se pueden señalar
las siguientes situaciones:
o «Les compran productos a los más
grandes, de 10-12 productores, y ¿el resto?
o Tenemos de todo para ofrecer, pero
solo nos piden cebolla y cilantro, la producción perdiéndose y la gente
muriendo de hambre. En la vereda El Llano hemos botado lechuga, espinaca y
cilantro. En La Ilusión hemos botado el ají. Tenemos: cebollas de todas, coles,
espinacas, ajíes, aromáticas, coliflor, brócoli, mandarinas, limones, plátanos,
yuca, café, mora, fresa, yacón, tomate, frijol, maíz, todas las lechugas,
perejil, alverja, tomate chonto.
o ¿Qué se hizo la Umata? Abandonaron a
la gente de los mercados campesinos y eran solo 200.
o No hay transporte para la
centralidad, las medidas que se tomaron para la ciudad nos dejaron sin
transporte, necesitamos ir a la centralidad para vender y comprar.
o ¿Cómo estudiar virtualmente en San
Sebastián de Palmitas? No hay internet, 4 centros educativos rurales no tienen
agua potable, ¿se estudia por WhatsApp?
o Con solo cebolla no se hace una sopa,
sin poder vender nuestros productos es muy difícil conseguir el grano.
o En las veredas nos queda muy difícil
conectarnos, no sabemos en qué programa de ayudas estamos, no tenemos cómo
consultar, saber, cómo recibimos subsidios y ayudas.
o Algunos de las JAL solo entregan las
ayudas alimentarias a quienes votaron por ellos.
o Los intermediarios están pagando
menos, se vende menos y se esperaba vender más. Vendimos lechugas a 580 pesos.
o En la ciudad solo con panela y arroz,
sin verduras, la gente se desnutre.
o Los que cultivamos flores para Semana
Santa, el Día de la Madre y el Día del Padre, lo perdimos todo.
o Le debemos todo a la tienda.
o La situación de seguridad es
terrible.
o En Urquitá de Palmitas la situación
es desesperante, dramática. Primero la granizada, luego la cuarentena y después
despidieron a todos de las obras del túnel de Occidente, lo perdimos todo y
para variar a Urquitá no llegan las ayudas.
o El cuido de las gallinas en la
Florida de San Antonio y en la potrera de San Sebastián de Palmitas se puso muy
caro, pasó de $57.000 a $70.000, por eso la canasta de huevos se vende a $15.000,
antes se vendía en la mayorista, ahora por la cuarentena, solo los vendemos en
el sector.
La vulneración de derechos entre la
ciudad y la ruralidad es más evidente en la ruralidad, así lo manifiestan todos
los indicadores de calidad de vida, los simples y los multidimensionales, la
vulneración lo es más en las veredas más agrícolas y, en estas, lo es más con
las mujeres.
En últimas se puede señalar que se
quedan por fuera del mercado las pequeñas parcelas, que no hay condiciones de
mercado para la diversidad alimentaria que se produce en Medellín, hay una
dispersión e ineficiencia administrativa, no hay transporte público liviano
para la ruralidad, se ha perdido la conectividad en todos los órdenes, no hay
condiciones tecnológicas y de comunicación, no hay condiciones para estudiar,
no están construidas las condiciones para el intercambio de productos entre el
campo y la ciudad, y viceversa, no hay seguridad para la cosecha, no hay
créditos, se está vendiendo menos y más barato y, en general, las ayudas no
están llegando.
Se pueden señalar algunas otras
situaciones más estructurales sobre la ruralidad. En general son muchas las
dificultades de movilidad para las personas y la producción, las partes altas
de las veredas no tienen transporte público, los costos de movilidad para la
comunidad son altísimos. No hay encadenamientos de comercialización directa,
niveles altos de asociatividad y economía solidaria, las políticas de
desarrollo rural no pasan de distribuir insumos, no hay protección de la
cosecha en casos de alto riesgo.
Se requiere un marco de política
pública que garantice la implementación de la política nacional y la misión
rural (COMPES) de 2015. Prácticamente no hay acceso a la salud en estas
veredas, sólo hay en las centralidades y de muy bajo nivel. Pueden existir
muchas alternativas para ofrecer salud básica y preventiva a la comunidad
campesina. Se registra analfabetismo, sobre todo en mujeres adultas, y más en
San Sebastián de Palmitas, donde no existen condiciones para estudiar o acceder
a la formación tecnológica y universitaria.
El 70 % de la propiedad es informal,
se cobran impuestos con el estatuto tributario urbano, se endeuda la población
para registrar carteras impagables de impuestos, el municipio se ha excedido en
el aumento del impuesto predial, y aunque el Concejo ha ofrecido exención de
impuestos a cambio de producción agropecuaria, estos no se pueden tramitar dada
la informalidad de la propiedad. Los especuladores del suelo hacen su agosto,
las bandas ilegales apalancan las negociaciones ilegales de predios y las
parcelaciones afloran por doquier, aun en zonas de conservación como en San
José de la Montaña. La construcción ilegal sin permisos es descontrolada, el
proyecto de hábitat no existe para la ruralidad. Sin precedentes en América
Latina, la población rural y campesina no ha sido censada en los últimos 30
años.
Ante estas razones, la población
campesina considera al Distrito Rural Campesino como una esperanza para no
desaparecer, esperan también que en la Ecociudad de la actual administración sí
haya la voluntad política y humana para dignificar la labor de los y las
campesinas, articular de manera efectiva la vida y la economía campesina con la
economía de la ciudad y que no solo se hable del Valle del Software, sino que
se reconozca la necesidad de incluir a las Montañas del Software, pues sin una
ruralidad digna, pierde valor la «Ecociudad».
Fuente:
https://alponiente.com/la-medellin-rural/
Grupo
Sofos
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