sábado, 22 de abril de 2006

Neoliberalismo: realidad y espejismo

Neoliberalismo: realidad y espejismo
Sesión 1 - Abril 22 de 2006

Ponentes: Mauricio Antonio Jurado Tobón y Jorge Botero Garcés
Integrantes Grupo de Estudio y Trabajo Sofos

La palabra liberalismo es una de las más controvertidas, tanto en el vocabulario político como en el económico; designa una filosofía política, fundada en el valor de la libertad individual, describe así mismo un conjunto de principios ideológicos de una serie de partidos políticos en el mundo occidental e identifica una perspectiva de análisis frente a los mecanismos rectores del funcionamiento de la economía con fundamento en el llamado "liberalismo clásico", que se remonta por lo menos hasta Adam Smith (1723-1790).

Los principios básicos del liberalismo formulados a lo largo del siglo XVIII pueden resumirse así: el individuo es la fuente de sus propios valores morales; el proceso de comercio e intercambio entre individuos tiene tanto propiedades de eficiencia para lograr el bienestar colectivo, como de exaltación de la libertad; el mercado es un orden espontáneo para la asignación de recursos; el intercambio entre las naciones no sólo acrecentará la riqueza mediante la división internacional del trabajo, sino que también tenderá a reducir las tensiones políticas y la guerra; y, finalmente, la política pública debería limitarse a las pocas preocupaciones comunes de los individuos, la libertad, la seguridad, la justicia, etc.

Hacia fines del siglo XIX el liberalismo clásico entró en decadencia, y el término liberal empezó a ser usado frecuentemente para describir un liberalismo intervencionista o social, particularmente en los Estados Unidos y en el Reino Unido. Así, liberal en el sentido político llegó a identificar a aquél que propendía por la intervención del Estado para corregir particularmente las injusticias sociales. Paralelamente y en parte como una respuesta tardía, fue surgiendo una tendencia "neoliberal" en los Estados Unidos referida a un grupo de políticos e intelectuales asociados con el partido demócrata, quienes aceptan que la intervención gubernamental fue en el pasado demasiado extensa y que debería hacerse un uso mayor del mercado. Desde entonces el término Neoliberalismo cobijó una tendencia de renacimiento y desarrollo de las ideas liberales clásicas, tales como la importancia del individuo, el papel limitado del Estado y el valor del mercado libre, por lo tanto, el neoliberalismo puede ser definido como la creencia en que la intervención gubernamental usualmente no funciona y que el mercado usualmente sí lo hace.

En realidad, el neoliberalismo y más precisamente el resurgimiento de las ideas liberales que impulsara Friedrich Hayek desde los años cuarenta, ha tenido un contexto favorable para su desenvolvimiento en los acontecimientos recientes de la historia mundial. La tesis del llamado "fin de la historia", expresión según la cual asistimos al triunfo de la democracia liberal capitalista y a la derrota definitiva del marxismo, nos deparará según sus defensores una expansión del liberalismo económico y político al que sólo se opondrán determinadas formas de nacionalismo y religión, significando un cambio radical en la consideración del papel del Estado como agente económico, cuyas funciones básicas se asociaron desde los años treinta a la responsabilidad de la puesta en marcha de los mecanismos necesarios para asegurar objetivos como el pleno empleo de los recursos, y que tuvo su fundamento teórico en la revolución keynesiana. Con todo lo anterior se puede decir que el neoliberalismo es el nuevo carácter del viejo capitalismo. De esta manera nació el neoliberalismo, teniendo como partera el Consenso de Washington – la globalización del mercado “libre” y, según las conveniencias, del modelo norteamericano de democracia (jamás exigido a los países árabes proveedores de petróleo y gobernados por oligarquías favorables a los intereses de la Casa Blanca).

El capitalismo transforma todo en mercancía, bienes y servicios, incluyendo la fuerza de trabajo. El neoliberalismo lo refuerza, mercantilizando servicios esenciales, como los sistemas de salud y educación, el abastecimiento de agua y energía, sin dejar de lado los bienes simbólicos: la cultura es reducida a mero entretenimiento; el arte pasa a valer, no por el valor estético de la obra, sino por la fama del artista; la religión pulverizada en modismos; las singularidades étnicas encaradas como folclore; el control de la dieta alimentaria; la manipulación de deseos inconfesables; las relaciones afectivas condicionadas por la glamourización de las formas; la búsqueda del elixir de la eterna juventud y de la inmortalidad a través de sofisticados recursos técnico-científicos que prometen salud perenne y belleza exuberante.

Millares de personas consideran el neoliberalismo una etapa avanzada de la civilización, así como los contemporáneos de Aristóteles pensaban que la esclavitud era un derecho natural y los teólogos medievales consideraban a la mujer un ser ontológicamente inferior al hombre. Sí hubo cambios, no fue jamás por benevolencia del poder.

De todo esto se deriva una conclusión que afecta fundamentalmente la perspectiva de la intervención del Estado. El objetivo fundamental de la política económica, según las orientaciones neoliberales, es propiciar el funcionamiento flexible del mercado eliminando todos los obstáculos que se levantan a la libre competencia. Apenas es necesario decir que el neoliberalismo ha hecho suya la teoría del libre cambio en todas sus versiones y se ha apoyado en unas u otras para justificar su concepción del mundo como un gran mercado donde todos compiten en condiciones de igualdad entre cada país según sus posibilidades, sin embargo, en el realidad con una participación muy asimétrica entre países.

Las consecuencias sociales y distributivas del neoliberalismo son materia que debiera evaluarse con mayor atención, este modelo no parecen haber sido tan exitosos como lo propugnan sus defensores ni tan desastroso como lo afirman sus críticos. Ha contribuido a moderar el exceso de intervencionismo y sus consecuencias: ineficiencia económica, exacerbación de los monopolios, corrupción, inequidad en la distribución del ingreso etc.; además, mejoramiento de la productividad y el cambio técnico. Pero también ha contribuido a debilitar las políticas sociales, las posibilidades de acceso de los grupos pobres a los servicios básicos, ha concentrado los beneficios que brindan las oportunidades de mercado en unos pocos grupos, de modo que si antes no fueron claras las ventajas del Estado, ahora no son claras las ventajas del mercado.

Hoy se esta buscando en la mayoría de los países una especie de punto medio entre el mercado y la intervención del Estado. El punto de discusión consiste fundamentalmente en la manera como el Estado puede ser controlado y vigilado en sus intervenciones, de modo que éstas realmente respondan a las necesidades colectivas y no a objetivos de los grupos burocráticos asentados en el Estado. Lo que parece avizorarse entonces es una discusión más abierta en términos de una mejor democracia para una mejor acción del Estado en la economía, es decir una capacidad mayor de control de la sociedad civil sobre el Estado, para asegurar una mayor gobernabilidad, entendida ésta en el sentido restringido de la capacidad de las políticas públicas de satisfacer expectativas colectivas.

Por todo lo anterior podemos atrevernos a decir, el neoliberalismo es una realidad que trajo consigo estabilidad macroeconómica, privatización, liberación comercial y financiera, con grandes beneficios para los países desarrollados, es decir, los de siempre, sin embargo, en los países pobres por el contrario se ha aumentado la miseria y el retrazo sociocultural.

Bibliografía
1. PLAZAS VEGA, Mauricio Alfredo. El Liberalismo y la teoría de los tributos. Editorial Temis S.A. Santa Fe de Bogotá, 1995. p 70- 101
2. CRUZ SOTO, L. A. Neoliberalismo y liberación económica. Revista Contaduría y Administración 2.002; 205:13-26.
3. GHERSI, E. El mito del neoliberalismo. Estudios Públicos 2.004; 95:293-313.
4. KAY, C. Estructuralismo y teoría de la dependencia en el período neoliberal: Una perspectiva latinoamericana. Revista Nueva sociedad 1.998; 158:100-19.